Aprovechando la diferencia cambiaria (muy) favorable, habíamos decidido hacer una escapada a Argentina en auto con los pequeños en las vacaciones de julio. Y, con tiempo, empecé a ver posibles destinos e itinerarios que fueron muy variados. Primero, la idea fue volver a Córdoba y repetir un poco el viaje que habíamos hecho años atrás, incluyendo Villa Gral Belgrano, La Cumbrecita, Sta Rosa de Calamuchita. Luego nos fuimos más lejos y pensamos por qué no San Juan y visitar el Valle de la Luna (Parque Natural Provincial Ischigualasto) combinado con alguna otra cosa. También se barajó hacer Rosario, Santa Fe y Federación; y por último, una escapada al sur a Chubut para visitar Puerto Madryn o Trelew. Hablábamos de lugares de más de 1000 km de promedio de viaje y al final, teniendo en cuenta el tiempo que nos iba a llevar y pensando también en los niños, decidimos la opción más simple y barata que era cruzar a Buenos Aires, pero en vez de irnos hasta Fray Bentos para cruzar el puente que nos une con Gualeguaychú, optamos por llevar el auto en el ferry que une Colonia del Sacramento con Buenos Aires, lo que iba a achicar bastante las horas de viaje y no iba a impactar en el presupuesto.
Pero el plan era salir un poco de "la ciudad de la furia" y visitar un poco los alrededores teniendo en cuenta de planificar actividades para niños. Así fue que, luego de atracar en el puerto bonaerense y hacer los trámites correspondientes, pusimos rumbo norte para instalarnos unos días en la ciudad de Tigre. Antes de seguir, una breve recomendación: si tienen la posibilidad de cruzar en el barco con auto, la experiencia mejora ampliamente porque se acortan mucho los tiempos, principalmente al momento de bajar. Les decía que fuimos con destino a la ciudad de Tigre porque, aunque parezca un barrio más de Buenos Aires, Tigre es una ciudad. De hecho, se encuentra a unos 17 km del límite de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) con la provincia. ¿Y por qué Tigre? Porque queríamos llevar a los chicos a Temaikén, un bioparque muy lindo, que tampoco queda en Tigre, pero se acerca bastante y es una zona que ya conocíamos y nos gusta mucho.
En Tigre se pueden quedar "en tierra" o en las islas del delta, que es un pendiente que tenemos y que probablemente hagamos algún día. Además, está el Parque de la Costa, hay un parque acuático (en temporada), el Puerto de Frutos, el Tren de la Costa, actividades náuticas y muchas cosas más. Y también baja un poco la locura de Buenos Aires.
Para llegar a Temaikén en auto son unos 40 km, casi todos en autopista, por lo que es bastante sencillo llegar. Se puede también en transporte público, aunque el viaje se vuelve bastante más largo. No voy a extenderme mucho con el parque, es grande, está muy bueno, dividido en hábitats, incluyendo además una muy linda experiencia en el acuario que resulta bastante inmersiva. Hay otras actividades para los más chicos, como búsqueda de fósiles, zonas de juegos y, por supuesto, opciones de comida, souvenirs, etc. Si van al parque, piensen que les va a llevar en promedio unas 6 horas recorrerlo todo, así que teniendo en cuenta el viaje de ida y vuelta, esta visita es de todo el día.
Por recomendaciones, teníamos la intención de visitar Tres Bocas, en una de las islas del delta, pero el clima no nos acompañó y cambiamos ese paseo por una vuelta en las lanchas que salen todo el tiempo de las distintas estaciones fluviales que hay en la ribera del río Tigre. Hay varias opciones, unas más premium en unos catamaranes grandes que incluyen comida, o la más pintoresca (que hicimos nosotros) en las lanchas de pasajeros típicas de la zona. Este paseo consiste en una vuelta de una hora por el río Luján y el río Sarmiento, donde una audioguía va contando cómo es la vida en el delta y un poco de la historia del lugar, además de poder ver las distintas construcciones y entender mejor la dinámica del lugar. Nos gustó el paseo, la duración es la justa; si fuera más largo se tornaría un poco aburrido.
Si quieren salir a comprar chucherías casi que de cualquier rubro y combinarlo con un paseo donde se pueda comer algo y pasar un buen rato, la opción es el Puerto de Frutos. Es un paseo peatonal/mercado a cielo abierto (las tiendas son techadas), bastante grande (aproximadamente 300 locales) y van a encontrar casi lo que se les ocurra, desde una funda de celular hasta un mueble, desde ropa hasta juguetes, artesanías, etc. Y también varias opciones para comer algo al paso o sentarse realmente a almorzar o cenar. Abre todos los días del año (excepto el 25/12 y el 01/01) aunque llueva, pero como los locales son independientes, puede pasar que vayan y no esté todo abierto, por lo que la recomendación es ir los fines de semana, que es cuando está funcionando casi al 100% de su capacidad, siendo los lunes el día más flojo. Dato: hay mucha cosa linda en mimbre y madera.
Por último, quiero recomendar un lugar para comer porque la verdad nos encantó. Se come muy bien, el estilo del lugar está buenísimo y la onda del personal es excelente. No se dejen engañar por la puerta cerrada porque hay que tocar timbre para entrar. Nosotros pasamos una noche y pensamos que estaba cerrado y, como no encontramos otra cosa que nos llamara la atención, pasamos de nuevo y ahí nos avivamos del timbre. 100% recomendable.
Después de unos tres días en Tigre, atravesamos CABA con rumbo sur para instalarnos en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, la famosa ciudad de las diagonales. La ciudad en sí no es muy atractiva sinceramente, el tránsito es bastante caótico, aunque no llega al nivel de su vecina. Diría que es similar a Montevideo, aunque más chica. Eso si, muy buena onda la gente con la que hablamos. Tiene sí plazas y parques muy lindos y su famosa catedral que es un real despelote. Pero lo que sí tiene La Plata son actividades para niños, porque tenemos nuestro Disney del sur en la República de los Niños y también el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. A la República de los Niños se lo considera el primer parque temático de América y justamente hay una leyenda urbana que dice que el mismísimo Walt se habría basado en este lugar, que fue inaugurado en 1951, para su primer parque en California que fue fundado cuatro años después. Aunque una versión más realista dice que Disney habría visitado varios parques de Estados Unidos y otras partes del mundo para sacar ideas para su nuevo parque temático.
Es un parque de 50 hectáreas a unos 20 minutos del centro de La Plata y es como una pequeña ciudad a escala donde existen centro cívico, banco, palacio de cultura, capilla, palacio de justicia, legislatura, cuartel de bomberos, estación de trenes, granja, un puerto, teatro, áreas deportivas, aeropuerto y una zona de juegos mecánicos y de placita infantil. Y claro que también hay restaurantes, heladerías y tiendas de recuerdos. Todos los edificios son visitables y todos tienen recreadas sus distintas salas, si hasta uno se puede sentar en la silla de Presidente o tener una sesión en el Senado. Pero el lugar más divertido me animo a decir que es el aeropuerto donde se puede subir al viejo avión presidencial y ver un cortometraje de su historia. Eso sí, fundamental ir fin de semana porque entre semana (cuando fuimos nosotros) no todo funciona, por ejemplo el tren y el barco no estaban andando y nos perdimos algunos paseos por eso. Así y todo, y a pesar de que hacía mucho frío, es un paseo muy divertido y que los niños disfrutaron un montón.
El Museo de Ciencias Naturales está en el Paseo del Bosque, un parque de 60 hectáreas muy arbolado con varias especies diferentes. No solo está el museo, también hay dos anfiteatros, el estadio de Estudiantes y el de Gimnasia (eternos rivales), el ex zoológico, un lago, el Observatorio Astronómico y la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas. En el caso de los estadios, hay un contraste bastante marcado. Si bien el de Estudiantes es originalmente más viejo que el de Gimnasia, fue reconstruido y hoy es uno de los más modernos de América. Además, tiene bajo sus tribunas un restaurante con vista a la cancha y en una de las cabeceras funciona un muy coqueto mercado gastronómico. En cambio, el de Gimnasia tiene otro encanto con sus vigas de hierro pintadas de azul sosteniendo las tribunas. Volviendo al museo, las salas nos van dando un paseo por la evolución, desde los orígenes del planeta Tierra, pasando por los dinosaurios (¡sí, hay dinos!), las distintas eras geológicas, la megafauna que habitó la región, mamíferos, reptiles, aves, la vida acuática para después llegar a los seres humanos y sus orígenes, incluyendo pueblos originarios de América, pero también una sala enteramente dedicada al antiguo Egipto. Hay muchísimo para ver, mucha información y está todo super prolijo. El edificio, con sus tigres dientes de sable haciendo guardia en la escalera de entrada, también es muy lindo, son dos pisos de estilo neoclásico, divididos en unas quince salas, aunque no es tan grande como parece, pero si se ponen a leer toda la información les va a llevar un buen rato recorrerlo.
También voy a recomendar un lugar para comer en La Plata que a nuestra hija le gustó tanto que terminamos yendo dos veces. La especialidad son las hamburguesas, pero hay más opciones y muy ricos postres. El lugar está muy bien arreglado y, si bien la cocina puede ser un poco lenta, la atención es excelente.
Y hasta acá llegamos con esta recorrida bonaerense sin pasar por Buenos Aires, aunque en realidad los últimos días sí los pasamos en la capital Argentina pero prefería contar un poco de sus alrededores.
A Veces Viajo volverá en 2024 con algún otro lugar para contar, porque al fin y al cabo este es un sitio sobre lugares.
Y como siempre, ¡gracias por leer!