A Veces Viajo

Sláinte

En este blog ya se habían comentado algunas cosas de Dublín e increíblemente se hizo sin casi nombrar la cerveza, de hecho el post entero trata sobre un parque y alguna otra cosita.

Pero como quería volver a hablar de esta preciosa ciudad no podía hacerlo sin nombrar a uno de sus máximos exponentes que es la cerveza y particularmente esa cerveza oscura, tostada y cremosa que es la Guinness.

Una de las paradas, les diría que obligadas, al visitar Dublín es la Guinness Storehouse, un edificio de siete pisos enteramente dedicado a contarnos la historia y los procesos de esta cerveza para terminar el recorrido en un bar circular todo vidriado que permite vistas de toda la ciudad. Y todo eso por supuesto con una pinta de Guinness en la mano, o más si están con mucha sed.

La Guinness Storehouse queda en el barrio de St James Gate, hacia el oeste, a unos 2km de la zona más céntrica de Dublín, distancia que se puede cubrir perfectamente a pie y ya se aprovecha a ver un poco más de la ciudad. Ojo, no confundan la Storehouse con la fábrica de la cerveza, que también está en el mismo barrio pero no es lo mismo.

Captura de la Guinness Storehouse - Sitio Oficial Guinness

Y hoy vamos a repasar un poco la historia de esta bebida que, lamentablemente, es difícil conseguir en Uruguay.

Para eso tenemos que hacer un viaje en el tiempo de unos 300 años hasta 1725, ese año, más precisamente un 24 de setiembre, nacía en Celbridge, condado de Kildare, Irlanda, un tal Arthur Guinness. Pero dejemos la infancia y adolescencia de Arthur de lado y hagamos otro salto temporal, aunque más pequeño, porque cuando nuestro protagonista tenía 27 años heredaron una pequeña fortuna de 100 libras de su abuelo, el Arzobispo de Cashel, un pueblo en el condado de Tippeary (relativamente cerca de Kildare) y con ese dinero montan su propio negocio, una cervecería en Leixlip a escasos kilómetros de donde nació Arthur.

A los 34 años decide mudarse a probar suerte a la capital y un 31/12/1759 firma un contrato de arrendamiento en una propiedad que estaba abandonada en St James Gate, Dublín, por nada más que ¡¡nueve mil años!! Si, yo se que parece una locura pero de hecho una de las cosas que se exhiben en la Guinness Storehouse es el contrato que firmó Arthur Guinness y que lo cubre hasta el año 10759.

User Morrison1917 on en.wikipedia, Public domain, via Wikimedia Commons

Allí siguió con su labor en el noble arte de la cerveza y diez años después lograba exportar su primera carga de unos seis barriles con destino a Inglaterra. Ah, un detalle, porque todos asociamos la Guinness con la cerveza negra pero hasta ese momento la cerveza que producía Arthur era de tipo Ale, un tipo que hoy en día conocemos bastante gracias a la cervecería artesanal pero que no era tan común por estos lados donde lo más extendido hasta hace no mucho tiempo eran las cervezas tipo lager que son más livianas que las Ale que son más amargas y con un color más intenso.

Recién a fines del SXVIII la cerveza oscura de tipo porter, que provenía de Londres, empezó a ganar fama en Dublín. La porter también era (y es) una Ale pero al tener un proceso de tostado de la malta es que obtiene su característico color oscuro. La porter era muy famosa entre la clase trabajadora y justamente su nombre se debe a su popularidad entre los porteros que entregaban mercaderías en las puertas de los pubs londinenses. Acá el amigo Arthur pega un volantazo, se la juega y decide cambiar su producción y centrarla en las porter.

La empresa fue pasando de generación en la familia Guinness y ya para mediados del siglo XIX (con el nietro de Arthur a cargo) ya llegaría a lugares tan distantes como Nueva Zelanda y sería en la segunda mitad de este siglo que aparecería la marca con el nombre, la firma de Arthur y la famosa arpa que la identifica. Y acá nos vamos a detener un momento, porque ¿qué tiene que ver un arpa con la cerveza y al mismo tiempo con el país cuyo símbolo también es un arpa?

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Imagen extraída de Logopedia

Todo en Irlanda tiene arpas, es su emblema oficial y se basa en el arpa de Brian Boru que fue un rey irlandés y es el patrono de las artes y era un maestro del instrumento, incluso se puede visitar la que es considerada el arpa de Brian Boru en el Trinity College de Dublín, que en realidad es un arpa del siglo XV y no hubiera podido ser de Brian que vivió por el siglo X.

En la segunda mitad del siglo XIX la Guinness buscaba un símbolo que la identificara como un producto de procedencia irlandesa y ahí fue que se les ocurrió usar el arpa de Brian Boru y la registraron. Cuando la República de Irlanda alcanzó finalmente su independencia de la corona británica allá por 1922 también pensaron en el arpa de Brian pero como ya estaba registrada por la cerveza tuvieron que ponerla mirando hacia el otro lado. Así que si ven un arpa que mira a la derecha es de Guinness y el si mira a la izquierda es del país.

Ya llegando a 1870 las instalaciones de St James Gate eran el doble de grandes y ya era como una pequeña ciudad que tenía su propio sistema de trenes, cuartel de bomberos, policlínica y, por supuesto, pubs para los propios empleados. Además a principios del siglo XX tendríamos laboratorio de investigación y experimentación lo que convertía a St James Gate en una cervecería de punta.

Recién en 1929, 170 años después de empezar el negocio, saldría la primer campaña publicitaria algo que en los tiempos actuales nos costaría imaginar. El clásico slogan Is good for you acompañaría la marca hasta la década del 1960.

Gerd Eichmann, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

Con la incorporación del ilustrador inlgés John Gilroy le añadirían creatividad a los anuncios y el crearía la serie zoológico donde distintos animales se robaban una pinta de Guinness en diversas situaciones, ahí aparece el tucán "mascota" que, si bien abandonó la marca en la década del 80, aún se deja ver en algún producto de edición limitada. Pero no era el único animal que las protagonizaba, también había una foca, una tortuga o un avestruz. La idea era hacer algo que no tuviera que ver con la cerveza y parece que la pegaron.

Captura sitio oficial Guinness

Pero no se quedaron solo con cartelitos y anuncios porque en 1959, para celebrar 200 años cocinando cerveza, lanzaron 150 mil botellas especiales al océano Atlántico durante 6 semanas y desde 38 barcos distintos. Estas contenían un certificado colorido de "la Oficina del Rey Neptuno", un folleto que cuenta la historia de Guinness, una etiqueta especial de Guinness Stout de color dorado e incluso instrucciones sobre cómo convertir la botella en una lámpara de mesa.

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Ese mismo año nace la famosa Guinness Draught, la primera cerveza nitrogenada que con su combinación de dióxido de carbono y gas nitrógeno producen ese famoso sabor cremoso. Fue un boom instantáneo. Si alguna vez se tomaron una latita de Guinness Draught habrán sentido como una bolita que queda dentro. Ese invento llegó en 1988 y esa bolita lo que hace es liberar el famoso nitrógeno que hasta ese momento solo era posible experimentar en la Guinness tirada.

La década del 1980 también trajo una fuerte campaña publicitaria conocida como Pure Genius y protagonizada por el conocidísimo Rutger Hauer

Ya en nuestro siglo es que aparecería el edificio que nombrábamos al principio, la Guinness Storehouse, que se construyó en una ex planta de fermentación de la misma cerveza. Ahí, como les decía, podrán apreciar y experimentar esta historia con más detalle y de primera mano, cada piso sigue una lógica particular y cuenta algo al respecto e incluso uno puede intentar servir su propia pinta que es casi un ritual y abro cita textual de la web oficial:

En el pub o bar se sirve la pinta perfecta de Guinness Draught con nuestro famoso servicio en dos partes. En primer lugar, toma un vaso limpio y seco. Inclínalo a 45 grados y sirve la Guinness Draught hasta llenar tres cuartos del mismo. Deja que el contenido se asiente antes de llenar el vaso por completo hasta el borde. La pinta perfecta, con su capa superior blanca y cremosa, y con una curva de orgullo al alcanzar el canto de cristal, está entonces lista para beberse.En casa, hay que refrigerar la lata durante al menos 24 horas antes de verter el contenido en un vaso grande de una sola vez.

Es hipnótico ver cuando te la sirven bien en un bar y vez que lentamente va pasando de un color claro hasta adoptar su negro característico.

Y si se preguntaban que quiere decir el título del post es "salud" en irlandés o gaélico y es lo que se dice al brindar por aquellos lares.

Así que sláinte y hasta la próxima.

a glass of beer sitting on top of a wooden table
Foto Rob Nohava en Unsplash