Lo había visto en algún posteo de esos de "los pueblos más bonitos de..." y la verdad que se veía lindo si. Nuestro itinerario fue sufriendo variaciones antes de la partida porque al principio llegábamos a Madrid para luego irnos a casa de unos amigos en Almería y después ir subiendo por la costa pasando por Murcia, Valencia, Barcelona y alguna ciudad del sur francés hasta llegar a París a ver parte de la familia que está allá. Luego invertimos esto y Almería pasó a ser el final del viaje pero manteniendo la ruta por la costa este española, o sea que arrancábamos en París e íbamos bajando. Pero la conectividad para llegar a Almería no era la mejor, estaba la opción de alquilar un auto también pero sacar en una ciudad y devolver en otra encarece bastante la ecuación. Al final probando y probando encontré que teníamos un vuelo que hacía París - Málaga directo y desde ahí podíamos hacer el trayecto hasta Almería en bus en un viaje de solo tres horas. Así que ese fue el nuevo plan, llegar a Málaga, parar unos días y salir para Aguadulce (a 15 min de Almería) que era donde nos íbamos a quedar.
¿Y adivinen donde queda Frigiliana? Si, en la provincia de Málaga, pero curiosamente fuimos cuando ya estábamos en Aguadulce, en auto y con nuestros amigos, o sea que me salí con la mía y fuimos.
Generalmente si uno va para ahí la lógica es hacer Nerja, bien sobre la costa, y unos 10 minutos hacia las sierras está Frigiliana en lo alto. Pero a Nerja lo vamos a dejar para otro posteo porque se lo merece. Si no se tiene la posibilidad de llegar en vehículos, hay buses que conectan ambas localidades con bastante frecuencia.
Así que luego de pasar la mañana y almorzar en Nerja partimos rumbo a Frigiliana que es uno de los llamados pueblos blancos. ¿Y por qué se llaman así? Y bueno básicamente porque todos sus edificios están pintados con cal blanca y esto tiene una explicación que es para repeler el calor que suele ser intenso en los veranos andaluces. Suelen ser de casas bajas, callejuelas en zig zag, escaleras, muchas subidas y bajadas, macetas colgando por todos lados, y mucha, muchíisma prolijidad, limpieza y orden.
Frigiliana no escapa a esta lógica y le suma unas hermosas calles adoquinadas formando distintos mosaicos y tiene la particularidad de ser conocida como la villa de las tres culturas porque han sabido convivir católicos, musulmanes y judíos desde la Edad Media. Esta particularidad, rencillas aparte, no hace más que embellecer el lugar porque se van fusionando los distintos estilos y eso se puede ver en las calles.
Ir a Frigiliana es un disfrute porque es un lugar muy tranqui que se recorre a pie, casi no se ven vehículos de motor, cosa que siempre suma a la experiencia, y se puede recorrer perfectamente en un rato siempre y cuando su plan no sea también hacer alguna de las varias rutas de senderismo que hay en la vuelta. En nuestro caso que ya veníamos un poco cansados y con niños chicos nos limitamos a recorrer el pueblo.
Todo está impecable, no ves un papel en el piso, nada fuera de lugar y se nota que los propios residentes se preocupan por embellecer el lugar, de hecho en la entrada hay un mosaico que detalla algunas veces que ganaron premios por esto mismo. Justamente nosotros fuimos cerca de la semana de turismo/santa y nos cruzamos unas señoras que iban muy tranquilas lavando los distintos santos o vírgenes que había en las fachadas de algunas casas.
Y la combinación del blanco de las casas con sus tejas color ladrillo, con las calles de adoquines grises y blancos que forman mosaicos y el verde de las plantas que están por todos le dan una belleza que solo se puede apreciar viéndolo. Todo eso en un ambiente de calma, donde se puede pasear tranquilos, solo vagar por sus calles es una experiencia en si misma. Además, el estar a uno 300 metros sobre el nivel del mar le suma lindas vistas de la zona y del mediterráneo que está a unos pocos km.
Pero además en Frigiliana hay historia, porque existen asentamientos en la zona que datan del Neolítico, incluso se puede ver un menhir que tiene unos tres mil años de antigüedad. También se han encontrado vestigios fenicios y romanos y se especula que el nombre del pueblo viene justamente de los romanos.
Y por supuesto que también se come bien, hay varios lugares para comer o tomarse un café, nosotros nos fuimos al Café Bar Orihuela que quedaba en una proa en un primer piso hacia el lado contrario del centro histórico, una zona muuuuy tranquila, y desde donde también había unas vistas preciosas hacia el lado sur del pueblo con el Mediterráneo al fondo.
Los niños tampoco se aburren porque también hay alguna placita con juegos infantiles, hicimos parada obligada para que jugaran un rato, y hasta las escaleras les dan ratos de diversión.
Así que si tienen la suerte de andar por las inmediaciones de las provincias de Málaga, Granada o Almería (Frigiliana está casi al límite entre Málaga y Granada) van a estar muy cerca de este pueblito que realmente vale la pena visitar.
¡Gracias por leer?